Una feria de sonidos oscuros que empieza sonando a The Strokes para acabar recordando a Queen y hasta a alguna locura de Kanye West. Todo en 11 minutos chillones, computarizados y con una gran línea de bajo como único elemento comprensible.
Épica marchita en un vertedero rock con buenos pasajes en los que premia la experimentación desmedida y a ratos agobiante. Aunque puede no funcionar como éxito inmediato, sí imagino a ‘Human Sadness’ dentro del contexto en el que puede quedar enmarcado el inminente ‘Tyranny’ (Cult, 2014).
La deconstrucción de The Strokes. Arranca con una lejana orquesta que evoca en sus melodías la esencia de la banda neoyorquina. Pero entonces, los estira, los mutila y se transmutan en algo completamente nuevo.
El puente a media canción distingue dos secciones con personalidades distintas y ahí, en su segunda mitad, es donde brilla este Casablancas con The Voidz. Solos geniales y capas ricas en detalle, el single es bueno por ideas, por concepto y por significado. La operística se baña en disonancias que representan lo decadente y lo sublime.
No está el horizonte musical como para negarse a la experimentación y permanecer encerrados en un pasado tan sencillo de clonar. Los tiempos cambian, el oído se agota y el artista necesita crecer. Claro que no todo vale.
Casablancas se ha despegado por completo de aquellos The Strokes que tanto bueno aportaron y parece haber entendido que fuera como fuese, ‘Human Sadness’ iba a colar. Un tema que ondea en la nada, buscando sostenerse en una segunda mitad que lo encuentra ya demasiado frágil como para salir adelante.