RITMO DE LOS ACONTECIMIENTOS

[2012][9]

Estás caminando, despacio, bajo las galerías. Aquí hace calor, mucho calor, demasiado. La camisa se pega en tu cuerpo mientras la humedad empieza a penetrar entre los huesos. Sin embargo, a lo lejos, se puede ver una luz; una pequeña abertura, una salida. De ahí viene el olor a mar y a sal. De ahí viene ese susurro, esa voz que te ha invitado a entrar. Ahora ya puedes escuchar las olas rompiendo bajo el sol y las puedes ver abrazando su cuerpo desnudo, infinito, perdido entre la arena…

Aquí hoy no vamos a hablar de comparaciones, ni de influencias, ni de nada que pueda interferir en el comentario de un disco genial, inmenso, y enmarcado entre lo mejor que hemos visto este año. Aquí simplemente podemos aprender a escuchar y a apreciar un trabajo delicioso, alejado de todo tipo de tendencia, como es el que nos trae Joaquín Pascual con su segundo disco en solitario.

La Frontera nos abre sus puertas con Un ritmo Caliente, un corte sencillo, ligero, pero que te atrapa entre el murmullo de las guitarras y la calidez de la voz: Joaquín se ocupa de trasladarnos a un lugar lejano, interior, donde el susurro de sus palabras se encarga de dormirnos, de enterrarnos entre sueños e invitarnos a descubrirnos a nosotros mismos. El que fuera guitarrista de Surfin Bichos, uno de los grupos imprescindibles de la música de nuestro país, se encarga de dibujarnos un paisaje onírico mediante los símbolos e imágenes que su música traza. Ya con la primera canción podemos apreciar dónde nos estamos adentrando. Los sonidos cercanos, familiares, se enredan en nuestro cuerpo con demasiada facilidad, atrapándonos desde el primer segundo para hablarnos de tú a tú, de uno a otro, de Joaquín a ti.

Este es un disco sincero, personal, de esos que últimamente escasean y que está formado por 11 canciones precisas que se unen para formar un solo ente necesario y directo. Es imprescindible embarcarse en La Frontera para poder comprenderla y disfrutarla; y también para entender a un autor, que desde su balcón albaceteño se abre en canal para bucear entre sus pensamientos y regalárnoslos. Si ya con Un Ritmo Caliente hablábamos de Fronteras, de Minas Abandonadas, y de otras imágenes que nos daban una excusa para introducirnos en nosotros mismos, en Tres Vidas ocurre algo similar. Entre la armonía cautivadora de la guitarra, el sueño se hace aún más profundo cuando la flauta entra para narrar un discurso impreciso, onírico que nos demuestra un poco más el gusto por el descanso, por la pausa, que tiene todo el disco. Joaquín Pascual hace algo muy loable como es permitir grandes lagunas instrumentales en sus canciones, algo que cada vez se pierde un poco más, que nos permiten descansar y apreciar la belleza de la música en su estancia más desnuda. Se agradece mucho cuando alguien tiene la capacidad de narrar algo, de transmitir, solo con los instrumentos; así debemos destacar la aportación que hace Señor, Señor (una canción escrita por el padre de Joaquín) y La Mina Abandonada.

Por otro lado tenemos que señalar Hotel Romántico como una de las canciones más bellas que hemos escuchado este año. Con unos arreglos exquisitos (quizá apoyados por la producción de Paco Loco) nos encontramos con una letra inmensa que invita a pasearnos por nuestra propia soledad y describe el encuentro con uno mismo como algo oscuro, lejano y asfixiante. Es un corte genial, que merece ser escuchado de verdad, con el corazón.

Y es que Joaquín Pascual hace las canciones con el interior, con los sentimientos, sin atender a ningún tipo de moda o tendencia; por eso lleva tantos años dándonos canciones vivas, inmortales. Un buen ejemplo de ello es Los Protagonistas que, con esos coros tan cinematográficos, describen situaciones reales, verídicas y personales, pero que se convierten en universales a través de símbolos como Los Protagonistas, Cruzados o El Camino.

Pero también, ya en la recta final del disco, encontramos canciones más directas, más críticas: pese a que el músico de Albacete sigue utilizando imágenes surrealistas para ilustrar sus creaciones, en La Perspectiva comienza directo, sin complejos, para cantarnos una realidad demasiado común ahora mismo entre la gente, y entre las almas: “¿No me digáis que no estáis solos?”. Y en La Reacción se habla de “un incendio real, aunque no veamos el humo…”.

En definitiva, tenemos que enfrentarnos a La Frontera como uno de los mejores discos que hemos escuchado este año. Un largo maravilloso, cargado de buenos momentos, pero a la vez muy doloroso, y que se encarga de enfrentarnos con nosotros mismos, con nuestra alma. De nuevo gracias a Joaquín Pascual por estos momentos. Cuando una canción consigue ponerte los pelos de punta es que algo funciona.

por Luis Fernández