THE REST IS SILENCE
[2012][8,5]
En los últimos meses hemos podido disfrutar de los nuevos trabajos de los máximos exponentes del pop en catalán. Tras 10 milles per veure una bona armadura (Manel), Lamparetes (Antònia Font) y Espècies per catalogar (Els Amics de les Arts) es el turno de quien ha servido de ejemplo y referente de los anteriormente citados. Dos años después de lograr un éxito rotundo con Ordre I Aventura, ya está en las calles L’amor feliç, sexto disco de los barceloneses Mishima.
Teniendo en cuenta la calidad y el reconocimiento unánime del que gozó su último trabajo, las expectativas hacia su esperado nuevo disco eran enormes. Sin embargo, la formación liderada por David Carabén ha superado (con creces) esta exigente prueba con otra genial dosis de su peculiar pop de autor, a caballo entre música y poesía gracias a unas letras extraordinarias, a cargo del propio Carabén.
Los catalanes eran conscientes de las ganas que tenía su público de nuevo material y hace unas semanas avanzaron L’última ressaca, un single muy atractivo que nos encandiló a la primera, aunque como bien imaginamos, pocas pistas nos dio acerca de lo que estaba por venir. En relación con sus anteriores álbumes, L’amor feliç es un disco más diverso estilísticamente. Un cuento con diferentes historias dentro. Un relato agridulce que versa sobre la felicidad, la desgracia, el romanticismo y, como no podía ser de otra manera, el amor.
En su nueva obra, Mishima ha optado por un inicio contundente y encantador, iluminado por la energía y el sentimiento de La vella ferida (brutal, trabajada y atípica, que mejora con las escuchas, de un formato parecido a Los Días Raros de Vetusta Morla), la llama de Els vespres verds, y la dulzura de Ull salvatge, una de nuestras preferidas. Tras ellas, la mencionada L’última ressaca cede el protagonismo a otra de las mejores, Els crits, trepidante y líricamente abrumadora. El propio Carabén reconoció en una reciente entrevista que le letra de Els crits es “una de sus mejores composiciones”.
No obstante, los cortes que siguen nos han dejado un tanto desencantados ante un comienzo tan asombroso. El que em van dir, discreta, queda un tanto fuera de lugar y precede a El camí més llarg, canalla y jovial. No existeix l’amor feliç, oscura y profunda, homenajea a George Brassens (relevante cantautor galo de principios de siglo XX) y su texto Il n’ya pas d’amour heureux. Ossos dins d’una caixa mantiene la línea cotidiana de El camí més llarg, mientras que No obeir la de Els crits y por su apoteósico y épico final promete un directo alucinante. Rilke y la melancólica Ningú m’espera (con el Carabén más desatado) dotan de un cierre muy emotivo a este cuento de poco más de cuarenta minutos.
L’amor feliç es un álbum tan rico musicalmente como sus predecesores, además de elegante y delicioso. Sentémonos y disfrutemos de él, como si de un buen dulce se tratara. Un dulce que, por mucho que pasen los días, nunca dejará de sorprendernos y nunca nos cansaremos de saborear.
por Sam Gutiérrez