Twitter suele ser aquel patio de colegio en el que lo que uno dice lo que a uno le interesa y por tanto atiende a pocas opiniones más. Una tertulia sobre política rancia en canales que es mejor tener sin sintonizar. La otra noche discutía en este bendito espacio -esta vez atendiendo a otros usuarios- sobre la calidad del directo (y al fin y al cabo de la propia banda) de Beady Eye. Aquellos decían que la nueva banda, compuesta por pienzas de un jarrón chino que un chaval tiró de un pelotazo, sonaba mal. Que lo mejor era una retirada salvaje. Un apaga y vámonos. Tenían razón. En parte. Aunque el disco era buen rock británico de la vieja escuela, sin complicaciones pero correcto, el directo dejaba mucho que desear, como un candidato a la presidencia en este país. Llegué a la conclusión de que Oasis –y por definición Beady Eye o Noel Gallagher- se asemejaba bastante a un equipo de fútbol. Por mucho que este se arrastre, por muy mal que lo haga, los colores siempre están ahí. Contrato vinculante con los sentimientos.
Noel ha logrado evitar que tenga que recurrir a todo eso, a la entraña. Al contrario que Liam, más preocupado de convertirse en una referencia mod del siglo XXI con abrigos de pluma en verano y pelos raros a lo pequinés, el mayor sigue guardando su voz. Él buscaba otro plan, ese Masterplan que una vez cantó junto al enemigo que odiaba y quería, como la novia loca que todos hemos tenido. Sin presiones ni críticas, con el tiempo a su favor y dedicándose a trabajar en lugar de a llenar huecos en diarios vestidos de amarillo. El que componía y dirigía se ha plantado con un buen disco. Sencillo en composición, tal vez irregular en ocasiones pero con esa facilidad que es admirable y mucho más de lo que nos pensamos, necesaria.
El disco camina entre herencias. La de temas clásicos con arreglos orquestales que tanto gustaron siempre a los de Manchester, como el propio “Masterplan” y otros del sonido más madurado y cercano a los oídos de Estados Unidos como “The Importance to Being Idle” –una de las mejores canciones cantadas por el mayor de los de Manchester- “The Part of the Queue” o “High Horse Lady”. Se deja sentir esa senda marcada con psicodelia por el último disco de Oasis, Dig Out Your Soul.
Canciones como “The Death of You and Me” “Dream On” o If I Had a Gun… muestran al Noel que lleva una veintena de años sabiendo hacer buenas canciones, de estribillos y riffs simples pero eficaces. Sin experimentar o esas tonterías que se exigen ahora a los artistas. Contar historias. Punto. (I Wanna Live in a Dream in My) Record Machine suena a esa fórmula repetida por Oasis en tantos y tantos discos que no contenta y se olvida. La más floja del disco. Retoma ese vuelo alto con intenciones en “AKA…What a Life!” para conjuntar una serie de buenas canciones entre las que destacan “(Stranded On) The Wrong Beach” o “AKA…Broken Arrow”. La última del disco, “Stop the Clocks”, se antojaba una canción legendaria que Oasis nunca sacó y que afirmaban que sería su mejor himno. Un chiste. Otra canción sin nada. Da igual. Noel ha sacado sus mejores armas y ha funcionado. Que siga la pelea para ver quien es el más guapo.
SOUR MASH [2011]
[7.3]
J. Castellanos